
El día viernes, asistí al Foro de Derechos Humanos que se llevó a cabo en el Colegio de San Luis a las 9 de la mañana. Por primera vez, llegué temprano, puesto que supe que a tal foro llegaría Rosario Ibarra de Piedra, una mujer entrañable por su lucha cotidiana en contra del gobierno represor, quien desapareció a su hijo en los años memoriales de la lucha estudiantil del 71. Por Rosario Ibarra de Piedra, yo me acerqué al mundo zapatista. Ella quien, en 1994, levantaba también la bandera con las siglas EZLN mientras pedía con rabia al gobierno le presentara inmediatamente con vida a su hijo. Después de tanto tiempo, el viernes vi, a una mujer escuchar las luchas potosinas, un sueño de hace 5 años que corría en mi cabeza, hace unos días se hizo realidad. Rosario Ibarra de Piedra, a la que le decían que su hijo era el Sub Marcos, digna señora de 80 años de edad, se levantó de su silla en el aula magna del Colegio de San Luis, para dedicar unas palabras, no solamente a su hijo aún desaparecido, sino al movimiento en contra de la Minera San Xavier, llámese FAO, llámese Pro San Luis Ecológico. Expresó su solidaridad con nuestro compañero aún desconocido Juan Valdez, quien es el preso político más antiguo de la República Mexicana con 18 años de encarcelamiento injusto por “organizar a los trabajadores”. Recordó la lucha magisterial, los asesinatos en Oaxaca, el encarcelamiento impune y vil de 67 años de cárcel para nuestr@s compañer@s originarios y no originarios, estudiantes, profesores, universitarios que estuvieron aquel día en San Salvador Atenco. Recordó Acteal y Aguas Blancas. Recordó a las asesinadas en Ciudad Juárez, a los desaparecidos y desaparecidas del 68. Recordó haber participado en un movimiento de madres y padres de familia, quienes litigaban en los juzgados para sacar a 2 mil presos políticos, y que sólo pudieron sacar la mitad. La otra parte aún sigue sin descubrirse, porque más de la mitad restante, está desaparecida actualmente. Con un todo enérgico, gritaba delante de los pocos presentes y pidiendo “perdón” por el tono, justificando aún la rabia por tantas injusticias que existen en todas partes de nuestro querido y tan humillado país. Se recordó el exilio, el exilio de tantos compañer@s que han abandonado el país como último recurso, mientras hermanas, familiares y la compañera de Enrique Rivera Sierra, lloraban por la ausencia de este luchador social que sigue difundiendo con rabia, el ecocidio de la Minera San Xavier en Canadá. Y en una de tantas duras y solidarias palabras, recordó a aquellos que siguen trabajando en el anonimato, que siguen luchando y trabajando desde sus trincheras, y que a ellos, se les debe el sostén del país. Ellos que sin color de partido, luchan por mejorar la vida de aquellos hasta perder la suya. No voy a negar que recordé a quienes ahora no están y a quienes, enfermos, siguen trabajando, los abuelos. Y también, a algunos hombres y mujeres jóvenes que migraron a otros lados, y que siguen trabajando y poniendo su grano de arena sin protagonismos, laborando de manera sencilla por los más marginados, olvidados. Los recordé y no voy a negar que Rosario me robó varias lágrimas.
Al terminar, todos, (a excepción de la delegada regional de Derechos Humanos quien omitiré su nombre porque no vale la pena mencionarla, puesto que tuvo cosas más importantes qué hacer y se largó) se levantaron de su asiento para aplaudirla. Nunca sentí que fuera un discurso. Esa mujer habló con el corazón, el corazón de una adulta mayor que nunca perderá la capacidad de asombro ni la sensibilidad ante la realidad que a todos nos perjudica.
Al evento, acudieron muchas personas a las que no había visto desde hace tiempo. Ví a Don Eduardo Bretón, el pílar y creador difusor del EZLN en San Luis. Me vio con asombro, mientras levantado aplaudía a su colega Rosario, y me dijo “Qué bueno que estás aquí”. Me agarró del hombro y me dijo: “Montse, me da gusto verte. Sobre todo en estos espacios. Me alegra que hayas escuchado a Rosario, señora de 80 años, vale la pena que escuches a viejos como nosotros, quienes queremos pasar estas experiencias para que la lucha siga”.
Luego de su despedida y de los estruendosos aplausos, ella, con humildad decía “no me aplaudan por favor” mientras se secaba las lágrimas.
Esta fue una de las más motivadoras reuniones que he tenido a lo largo de algunos años. Igualmente el encuentro en Matehuala con los comandantes Sandra, quien me enseñó a bordar mientras me contaba algunas experiencias de su vida de pequeña. Y al comandante Moisés, quien con risas, se dirigía a mí para que me acercara a él y me uniera más al grupo. También, lo más gratificante, fue ver a un DOS maestros de todo el Colegio de San Luis, quienes con entusiasmo escucharon de viva voz las problemáticas; ver a Don Bretón; a Doña Conchita Nava; al queridísimo licenciado Enrique y a los comuneros de San Juan de Guadalupe, íconos de la lucha por la tierra y voces vigentes de la resistencia; a los maestros del Conalep; a mi gran amigo, el profe Carlos López; a Magda Derbéz, mujer de corazón noble quien atiende a más de 300 centroamerican@s diariamente; a grupos y organizaciones no gubernamentales de Derechos Humanos; al FAO y su lucha interminable contra la ecocida Minera San Xavier; a la maestra Evangelina, mujer luchadora a favor de la ecología; a los ejidatarios de Cerro de San Pedro; a muy pocos y contados estudiantes universitarios; a artistas plásticos y visuales de la entidad; a algunos integrantes de la Otra Campaña; y a muy y casi insignificantes maestrantes del Colegio de San Luis por sólo mencionar algunos, y que otros desde su corazón, nos acompañaron en el evento puesto que por trabajo, no pudieron asistir. Todos estos, expresando a viva voz sobre el gobierno represor de Marcelo de los Santos Fraga y de las políticas de exterminio contra los “terroristas” luchadores sociales del espurio Felipe Calderón, quienes violan de facto, las garantías individuales y sobre todo, los derechos humanos.
Al terminar, todos, (a excepción de la delegada regional de Derechos Humanos quien omitiré su nombre porque no vale la pena mencionarla, puesto que tuvo cosas más importantes qué hacer y se largó) se levantaron de su asiento para aplaudirla. Nunca sentí que fuera un discurso. Esa mujer habló con el corazón, el corazón de una adulta mayor que nunca perderá la capacidad de asombro ni la sensibilidad ante la realidad que a todos nos perjudica.
Al evento, acudieron muchas personas a las que no había visto desde hace tiempo. Ví a Don Eduardo Bretón, el pílar y creador difusor del EZLN en San Luis. Me vio con asombro, mientras levantado aplaudía a su colega Rosario, y me dijo “Qué bueno que estás aquí”. Me agarró del hombro y me dijo: “Montse, me da gusto verte. Sobre todo en estos espacios. Me alegra que hayas escuchado a Rosario, señora de 80 años, vale la pena que escuches a viejos como nosotros, quienes queremos pasar estas experiencias para que la lucha siga”.
Luego de su despedida y de los estruendosos aplausos, ella, con humildad decía “no me aplaudan por favor” mientras se secaba las lágrimas.
Esta fue una de las más motivadoras reuniones que he tenido a lo largo de algunos años. Igualmente el encuentro en Matehuala con los comandantes Sandra, quien me enseñó a bordar mientras me contaba algunas experiencias de su vida de pequeña. Y al comandante Moisés, quien con risas, se dirigía a mí para que me acercara a él y me uniera más al grupo. También, lo más gratificante, fue ver a un DOS maestros de todo el Colegio de San Luis, quienes con entusiasmo escucharon de viva voz las problemáticas; ver a Don Bretón; a Doña Conchita Nava; al queridísimo licenciado Enrique y a los comuneros de San Juan de Guadalupe, íconos de la lucha por la tierra y voces vigentes de la resistencia; a los maestros del Conalep; a mi gran amigo, el profe Carlos López; a Magda Derbéz, mujer de corazón noble quien atiende a más de 300 centroamerican@s diariamente; a grupos y organizaciones no gubernamentales de Derechos Humanos; al FAO y su lucha interminable contra la ecocida Minera San Xavier; a la maestra Evangelina, mujer luchadora a favor de la ecología; a los ejidatarios de Cerro de San Pedro; a muy pocos y contados estudiantes universitarios; a artistas plásticos y visuales de la entidad; a algunos integrantes de la Otra Campaña; y a muy y casi insignificantes maestrantes del Colegio de San Luis por sólo mencionar algunos, y que otros desde su corazón, nos acompañaron en el evento puesto que por trabajo, no pudieron asistir. Todos estos, expresando a viva voz sobre el gobierno represor de Marcelo de los Santos Fraga y de las políticas de exterminio contra los “terroristas” luchadores sociales del espurio Felipe Calderón, quienes violan de facto, las garantías individuales y sobre todo, los derechos humanos.
Continuará….
Nota: Me vale madres, (a parte qué me importa) que ella le haya colocado la banda a Andrés Manuel López Obrador como presidente legítimo. Sería estúpido (desde el actual pensar de algunos de los que pertenecen a la otra campaña) culparla por sus acciones, puesto que es de las pocas luchadoras sociales (o si no es que la única) que desde tiempos del genocidio del 68 y 71, sigue portando la voz de los desaparecidos, torturados, asesinados; y defendiendo los derechos humanos desde ¡Eureka! y la mujer que tiene un estruendoso grito vaginal en contra del espurio FELIPE CALDERÓN.
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