viernes, 29 de diciembre de 2006

Política, represión, crimen y tragedias, marcas de 2006

De principio a fin, 2006 será un año del que los mexicanos guardarán huellas imborrables en la memoria. Si bien la política fue la gran protagonista a lo largo de estos 12 meses, otros temas acapararon también la atención.
Contra lo ocurrido en otros años electorales, en éste el registro cronológico consigna, además de las campañas más confrontadas y uno de los resultados comiciales más impugnados de la historia, otra serie de sucesos en los cuales el gobierno federal, en manos del Partido Acción Nacional (PAN), utilizó a la fuerza pública en forma artera y reiterada contra la población y los trabajadores, significativamente en los estados de México, Michoacán y Oaxaca.
El resultado de un año tan errático y convulso está a la vista: un ex presidente, Vicente Fox, del que en pocas semanas nadie parece querer acordarse; un mandatario constitucional, Felipe Calderón, quien desde su primera semana en Los Pinos puso en evidencia que fueron discursos antagónicos los empleados para pedir el voto y el que tiene ahora para gobernar.

En 2006, México presenció y protagonizó el movimiento de resistencia pacífica más extenso y multitudinario de su historia y, al mismo tiempo, fue testigo o actor de escenas de violencia gubernamental en donde, además, el gobierno empleó el mismo ahínco tanto para impulsar la campaña presidencial de su candidato como para reprimir manifestaciones sociales; en hacer retórica contra las medidas migratorias de Estados Unidos, al autorizar la construcción de un gigantesco muro en su frontera sur, que en regatear justicia a las familias de los mineros de Coahuila que fallecieron tras la explosión en la carbonífera Pasta de Conchos.
Con ímpetu desmedido, Vicente Fox defendió a su esposa, Marta Sahagún, y a los hijos de ella ante las investigaciones por enriquecimiento inexplicable y tráfico de influencias, mientras volteaba la vista hacia el infinito para no encarar el desmesurado crecimiento de la violencia protagonizada por el narcotráfico y el crimen organizado.
Podría decirse, quizá, que salvo para los seguidores de las Chivas, y en todo caso para los de Felipe Calderón, 2006 fue un auténtico annus horribilis a la mexicana.
Enero, el preámbulo
Como en 1994, cuando el primer día del año apareció ante el mundo, esta vez el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tomó esa fecha para arrancar la otra campaña por todo el país. Desde sus primeros discursos el subcomandante Marcos atacó la opción electoral representada por López Obrador. ''El no es de izquierda'' y su equipo está constituido, dijo, por gente que trabajó con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Así, al arranque del año, y cuando los candidatos a la Presidencia de la República cumplían a regañadientes la tregua a las campañas impuesta por el Instituto Federal Electoral (IFE), el crimen organizado arreciaba sus vendettas y en el rumbo de Santa Fe, en la ciudad de México, asesinó a dos militares del cuerpo de elite Gafe (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales) en una acción que, con diversas modalidades y llevando como víctimas a miembros de la propia delincuencia y de los cuerpos del orden, se convertiría en cuño corriente en 2006.
Ese mismo mes, el presidente Vicente Fox nombró a la entonces directora del DIF, Ana Teresa Aranda, como titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso). La nueva funcionaria en apenas 11 meses logró desmantelar una de las pocas áreas del gobierno federal que habían recibido reconocimiento por el cumplimiento de sus metas.
Febrero, la explosión
El sábado 4, y en acatamiento a leyes de Estados Unidos, el hotel Sheraton-María Isabel expulsó de sus instalaciones en la ciudad de México a una delegación comercial cubana; entre sus integrantes se encontraba Raúl Pérez de Prado, viceministro primero del Ministerio de la Industria Básica. Ante la protesta de La Habana, la Secretaría de Relaciones Exteriores ofreció investigar y envió una tibia protesta verbal a la Casa Blanca. Al final se impuso al hotel una multa de poco más de un millón de pesos.
Las campañas electorales, mientras tanto, entraron al desenfreno declarativo y acusatorio que las marcaría irremediablemente. Un ingrediente que gravitó en toda la contienda fueron las declaraciones del ex presidente del gobierno español, José María Aznar, quien en visita a México llamó a votar por Felipe Calderón Hinojosa y en clara alusión a López Obrador advirtió contra los ''peligros del populismo''.
Ese mes, sin embargo, contundentes revelaciones presentadas por La Jornada, y la tragedia ocurrida en la mina de carbón Pasta de Conchos, marcarían aquello que México tuvo que encarar y vivir en este aciago año. El 14 de febrero, la reportera Blanche Petrich presentó el contenido de una serie de conversaciones telefónicas entre el empresario textil Kamel Nacif y el gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, donde se evidencia cómo ambos fraguaron la detención, el 16 de diciembre anterior, de la periodista Lydia Cacho.... SIGUE LEYENDO AQUÍ
Foto. Marcos Peláez-El accidente ocurrido en la mina coahuilense Pasta de Conchos, que provocó la muerte de 65 trabajadores, conmocionó al país. En la imagen de archivo rescatistas salen del yacimiento luego de las infructuosas tareas para recuperar los cuerpos de sus compañeros.

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